¡Amiga!/1 de Octubre; 17.30 hs./Reservado

Me había dado un gran antojo. Luca no estaba conmigo así que no le podía pedir, pero salí con lo primero de ropa que encontré a comprarme unas deliciosas magdalenas y rellenarlas con dulce de leche.

Ya en el camino de vuelta no aguanté y las comencé a comer y para cuando llegué a casa no me daban las manos para tomar el paquete, la cartera, el celular y todo lo demás. Y encima debía de estar llena de migas. Pero no importaba siquiera que esté Luca de sorpresa en casa (no lo creía) no me daría vergüenza, nos conocíamos bien como para que eso pase.

Busqué las llaves con dificultad y entré atropellada a tirar todo sobre el sillón... y algo me sobresaltó. Sentí una presencia, un aroma, algo que no estaba normal. Y como era obvio, que ya me había pasado alrededor de cuatro veces (ultimamente no podía controlarlo y sospechaba que tuviera que ver con el embarazo, era lo más normal de pensar) me transformé en un abrir y cerrar de ojos, agradeciendo que la ropa que llevaba no era importante. Y allí la sentí mucho mejor... era el olor de Sophie. Estaba en parte enojada, por muchas cosas por lo que procuré no acercarme aunque mostré la furia pero el intento de calmarme a la vez...

Cuando entré pude ver que la casa estaba en orden, al parecer ni siquiera estaba durmiendo. La esperaría, no tenía nada importante que hacer y tenía muchas ganas de verla.
Me dirigí a la cocina a tomar un vaso de agua, no creo que ella se enoje por eso. Al abrir la heladera pude ver que había bastante comida. Mi amiga está bastante golosa. Tomé la botella de agua y me serví un poco.
Mientras tomaba pude divisar dos fotos en la pared, una era de ella con Luca y la otra era una nuestra. Me acerqué a observarla y sonreí.
Escuché que la puerta se abría, asique dejé el vaso en la mesada y fui a saludarla. Pude verla cargada de cosas y de espaldas, me acerqué lentamente a ella hasta que hizo lo siguiente que me sorprendió, estaba transformada.
Sus ropas volaron, yo me alejé, y ella demostraba ira.
-¡Tranquila!- exclamé haciendole señas con las manos- Soy yo, no voy a hacerte nada.- podía sentir que estaba de verdad enojada, y tenía motivos. Me acerqué con cuidado y en un tono de voz bajo le expliqué:
-Sé que debes estar enojada, y tienes toda la razón, quise explicarte todo pero la última vez que nos vimos te habías quedado dormida mientras hablábamos y no quise despertarte.- cuando estuve cerca del sillón me senté en él y le hice señas para que se acerque- Me fui por unos días a la costa, tenía mucho en qué pensar... Temi, cometí un grave error. No pude avisarte porque al día siguiente en que nos vimos tomé mis cosas y me fui, y allí no encontraba forma de comunicarme, siempre me daba ocupado y mi celular no encontraba señal- suspiré- Lo siento, de veras.

La escuchaba sí, pero no quería hacerlo. La observé manteniendo la calma -no es que fuera tan enojona, pero el embarazo me multiplicaba los sentimientos y sensaciones y ¡más! aún cuando estaba en fase- y la seguí con la vista a todo lo que hizo. Entendí que, si no volvía a fase humana habría problemas serios, por lo que me retiré esforzándome por pasar la puerta del comedor para salir al patio y allí tomar algunas ropas de las que descansaban afuera esperando secarse y entrar a discutir 'como personas civilizadas'.

Así fue, y una vez dentro la fulminé con la mirada. Me mantuve lejos de ella y la amenacé -Dices una palabra más... y tendrás serios problemas- mi cara empeoró -Y ¡ten cuidado!- exclamé -...que en cualquier momento- corrí en su dirección -puedo matarte de un ¡super abrazo!- llegué hasta ella y entre risas la abracé con todas las fuerzas que podía, y no así con Lu. Luego la besé en su mejilla y volví a mi cara de odio -Hay mucho de que hablar Sophie Davis.

Me asusté en cuanto se fue y volvió con una cara de odio inmenso. Estás en serios problemas Sophie. Cuando corrió hacia mí sentí algo de miedo, pero luego comencé a reír fuerte debido a su amenaza.
Le respondí el abrazo de la misma manera. Cuanto la extrañaba no tenía explicación, necesitaba a mi mejor amiga.
Asentí duramente a su frase. -Demasiado, diría- la miré un minuto más y volví a abrazarla- Temi, lo siento, de verdad, necesitaba tener mi mente fuera de todo. Me levanté del sillón y señalé la cocina.
-¿Quieres café? Sé que es tu cocina, pero no puedo negarlo, los hago excelentes- reí y me dirigí hacia allí.
Tomé las tazas y la cafetera, le coloqué el agua y mientras esperaba a que se hiciera pregunté:
-Cuéntame amiga, ¿qué has estado haciendo estos días sin mí?- me daba mucha intriga.

-Opino igual-contesté sobre los cafés y mientras caminábamos antes de que dijera nada comenté con cierto aire rencoroso -No te perdono aún. Hay muchas preguntas que tengo en la punta de la lengua-. prefería serle sincera como siempre habíamos sido, aunque ambas sabíamos bien que luego la perdonaría pues nos era imposible vivir sin la otra.

Y se puso a preparar todo como si fuera su casa, no me molestaba ese aire a comodidad que teníamos. Lo cierto era que así había sido desde el principio pues muchas condiciones nos tenían igual y nos sentíamos como una, para expresarlo lo más cursi que se puede... Preguntó que había echo en este tiempo y la verdad era que no demasiado, pero si tenía aquella noticia que había invadido mi vida y la llenaba completamente. Pero guardaría lo mejor para lo último, por lo que ignoré aquello y me apuré -No diré nada hasta que me cuentes tú primero. Vamos, explica a donde fuiste, con quien, porque...¡cada detalle quiero saber!- le ordené.

Serví los cafés y le dí una de las tazas. Ante su respuesta, hice una mueca, tenía razón, no podía evitar más el tema.
Me senté en la mesa y esperándo a que ella hiciera lo mismo, comencé a contarle:
-No puedo ocultartelo a tí-suspiré- Temi, ¿recuerdas esa vez que fui a tu casa, hace una semana, que comencé a contárte algo, pero como mencioné antes, no pude decir nada?- no esperé respuesta- ¿Recuerdas a Cole?-tampoco esperé- Bueno, hace unos días vino a visitarme, quiso darme una buena noticia, algo que le había ocurrido, y...-recordé, por más que en parte me doliera, debía hacerlo- Bueno, no se cómo pasó, pero acabamos besándonos en mi sillón- las lágrimas comenzaron a asomarse- No podíamos parar Temi, en mi cabeza Elliot no dejaba de asomarse, pero era como si nada- sollozé- Luego se fue sin decir nada, y no hemos hablado desde ese día.- otro suspiro- Quise olvidarme un poco y es por eso que me fui sin previo aviso- la miré en forma de disculpa-Lo siento Temi

Se sentó y me explicó todo calmada pero al tiempo expresando lo que sentía. Me tomé el café enseguida, ya que solo la escuchaba y tomaba. Escuché todo su 'testament0' y hice una mueca de molesti. En sí, no creía que hubiera estado bien pero pasara lo que pasara debía apoyarla y ayudarla a que olvidara el momento. Me sentí mal tambien, pues era contradictorio que haya echo ese viaje para olvidar y ahora volvía y yo la hacía contarme todo, por lo que aclaré -Siento tener que hacerte recordar...- suspiré y comencé a hablar sobre el otro tema; -Soph, lo que hiciste está mal, no voy a mentirte. Pero también entiendo lo inexplicable que fue para ti y ¡él colaboró seguramente!. Opino que deberías hablarlo con él, no lo conozco pero me has hablado maravillas y...- tragué saliba y estiré mi mano para tomar la suya -deseo que todo se arregle. Los errores los cometen los licántropos tambien. Y ya deja de disculparte conmigo, supongo que yo hubiera echo lo mismo; Eso de desaparecer- Me paré y abrí mis brazos esperando que así descargara su 'ira' en mí y deje que las acciones hablen por si solas y no más las palabras -Ven aquí-.

Ahora más que nunca quería contarle mi noticia que la llenaría de felicidad, y olvidaríamos el mal trago.

Corrí a sus brazos apenas los abrió y me dió el permiso. ¡Dios! Cuánto la necesitaba.
Continuamos abrazadas hasta que llegó mi momento de preguntas. -Muy bien mujersita, es tu turno ahora, quiero que me cuentes cada detalle en estos diez día que parecieron una eternidad.- esperaba que respondiera con ansias- ¿Qué tal van las cosas con Luca? - pregunté con una sonrisa. Esperaba que tuviera cosas interesantes que contarme... bah, aunque si no eran demasiado wow, serían los chismes que siempre comentabamos con ella.
Me serví un poco más de café e hice lo mismo con ella.

OFF: corta e_e

-¿Además de llamarte desesperada e ir a tu casa en una ocasión a ver que habia ocurrido?- di por entendido que había hecho varias cosas en su búsqueda y que me había dejado preocupada. En realidad había hecho ¡más! cosas, la busqué por los alrededores, estando en fase y hasta pedí a algunos de la manada que ayuden, entre otras... pero era tiempo de dejar ese tema atrás, el perdón estaba pedido y aunque eso no anulaba el hecho de que había sucedido, no lo nombraría si no era necesario.

Tomé asiento y suspiré y el solo pensar en lo que diría me iluminó el rostro y me hizo sonreír de oreja a oreja... -Voy a tirarte la bomba de una...- anuncié y conté hasta tres en mi mente: -Estoy embarazada de ¡dos! bebés-. Me mordí el labio para no gritar y romperle el tímpano a todos los seres humanos de la Tierra y mis ojos se pusieron llorosos por la emoción. En realidad no era medicamente seguro que eran dos, pero sí estaba embarazada y era una sensación que me era imposible de explicar, y entender. -¿Puedes creerlo?- pregunté comprendiendo lo que ella debía sentir.

Off: Te dedico el Hecho con H.

Reí con algo de vergüenza a lo que me había contestado. -Lo sé, estuve mal- dije en tono bajo.
Observaba como se sentaba y suspiraba, algo estaba pasando. Esperé con mucha impaciencia a que me contara y luego me tiró la bomba...
¡No lo podía creer! Pegué un fuerte grito de la emoción y corrí a abrazar a mi amiga. -¡Voy a ser tía!- exclamé con la misma-en realidad no se si tanto- que ella.
Me separé pero continué mirándola, imaginé su panza a medida que los meses pasaban y eso me daba más euforia.
-Temi, tendremos dos licántropitos- dije y comencé a reír- Ay dios...- suspiré- Te felicito, te lo mereces TANTO- y de verdad lo merecía, ella era siempre tan alegre, por más que las cosas no anden bien, ella siempre trata de sacar una sonrisa y mira el lado bueno de las cosas. Merecía una felicidad como esta.
-Tenemos que empezar a planear su llegada... Como, su ropa, los aros para ella, ¿hay un él?-me noté acelerada y bajé un poco mi ansiedad.- Bueno, eso lo vemos con el tiempo.- sonreí.

Sus palabras eran como música para mis oídos ¿Por qué? Porque su emoción transmitía mucho de lo que decían mis lágrimas. Yo estaba callada pero cada lagrima decía una de sus oraciones. Aquello de "tendremos dos licantropitos" me llenó de tal emoción y ansias por tenerlos conmigo y comerlos a besos que no pude explicar aquello y tuve que tragar constantemente para que el corazón no se me saliera por la boca.

Me causo gracia que se apresure, pero era lo común, también sus palabras habían sido mis primeros pensamientos en cuanto confirmé que estaba embarazada. Uno inmediatamente se extiende al futuro en el que el bebé te regala sonrisas y felicidad y quiere darle lo mejor inclusive cuando todavía no se sabe que sexo será. Le sonreí y la calmé -Falta- pero no me pude aguantar, tenía que compartir esos pensamientos alocados con alguien y solté -Pero... ¿y si maduran más rápido por ser licántropos? ¿Y si no lo son? Obviamente los amaré igual pero me come la intriga, ni te imaginas cuantas preguntas tengo...- mis ojos brillaban -No sé el sexo, tampoco sé si son dos pero los siento a ambos. Si puediera explicarte de la forma intensificada con que los siento cuando estoy en fase, creo que quisieras robarme mi vientre, pero me es inexplicable amiga, es algo demasiado hermoso para ser real...- Me tapé la boca con una de mis manos y todas las lágrimas se depositaban allí.

Estabamos en una situación bastante emotiva e imaginarmelo desde afuera fue gracioso. Pero no podíamos evitarlo, en estos momentos no eramos dos personas, si no que eramos tres... o quizás cuatro. Sonreí aún más.
Sé que no podía llegar a sentirme como Temi, ni siquiera apenas, pero me imaginé y entendí su emoción, y sabía por lo que estaba pasando y no podía sentirme más feliz por ella.
Reí ante sus palabras. Se notaba que estaba ansiosa y quería soltar todo con alguien, y allí me encontraba yo, hoy y siempre.
-Pues, si son dos, uno de ellos debe ser licántropo... O si no los educamos como tal- reí. -Temi, ¿cómo harás para ir al médico? Digo... Con tanta tecnología, ¿el médico no se dará cuenta que algo raro pasa?- pensé- Esperemos que no, o tal vez lo ignora...- la miré- ¿Tú que crees?

-¡Eso mismo estaba por decir!- anuncié en un grito y lo callé con una risita. Me preocupaba también y le comenté algo que me era dificil hasta pronunciarlo ¡o pensarlo!. Tomé aire y me quité toda la emoción del momento anterior para decir algo que era lo contrario, me hacía pensar en muerte, sangre y odio: -Bueno... ¿has oído del Dr. Carlisle? Es un maldito chupasangre, pero... es el único que me puede dar un diagnóstico seguro y sacarme algunas bastantes dudas que tengo- me callé y ésta vez las últimas lágrimas que me quedaban por derramar eran de odio e impotencia ante tener que ir sí o sí a consultarle a él. Y finalicé con tono penoso -¿Tu crees que debo rebajarme a eso? No hay muchas opciones...

Sequé rápidamente las lágrimas de mi amiga. -Temi, estamos pasando un momento alegre, dejemos las cosas que nos preocupan para después- le sonreí- No te preocupes, tal vez puedas conseguir otro doctor que sepa de estas cosas- le aseguré.
Era cierto, en ese momento no teníamos que estar llorando por ninguna cosa, por más preocupante que sea. Lo único que importaba era lo que estaba por venir en ocho meses. Sonreí de nuevo.
¡Dios! Me estaba meando*, tanto café y alegría juntos llenaban. Fuí corriendo al baño. -Ya regreso- le avisé a mi amiga.
Luego de hacer lo debido -y que bien que se sintió- salí riendome a carcajadas y cuando llegué donde mi amiga dije entre risas:
-Temi, si quieres que Luca sea padre organizado dile que deje sus ropas interiores acomodadas- y continué riendo.



*jejeje, no me pude controlar

Reí cuando fue el baño con ese apuro inmenso, aunque fui algo tensa y fingida pues la preocupación no se me iba de un segundo a otro. Mientras So estaba allí me acaricié el vientre y lo miré con cariño. No podía sentir nada aún, llevaba un mes, y se estaba por cumplir el segundo. No me veía más gorda tampoco, aunque mi vientre se había endurecido como está el de las embarazadas y aún el ombligo no 'se me había salido'. Los quiero pequeños míos, y si hace falta tendré un parto en casa antes que llevarlos con un vampiro que los lastime, pensé con ternura, intentando transmitirle eso que sentía.

La risa de Sophie era super contagiosa, y ya cuando salió riendo a carcajadas del baño sonreí sin entender, pero cuando comentó al fin eché una risa importante, tomando mi estómago por el dolor. Era cierto, lo poco que estaba Luca en casa se notaba pues dejaba una ola de desorden inconfundible, pues, conociendome, aunque no fuera la más organizada, no dejaba las cosas de ese modo (Además de que no usaba ropa interior de hombres). Me sonrojé e hice como siempre, de esconder mi rostro detrás de mis manos y continué riendo -Ya ves, pero es muy cariñoso igual- dije y me calmé un poco.

-Por dios... ¿quieres quedarte a dormir?- le propuse. Era temprano, pero podíamos hacer cosas de chicas adolescentes (las cuales nunca había echo) y dormir al final, ya que eramos (por edad) unas ansianas y quedaríamos dormidas cerca de las once de la noche.

Continué riéndo y asentí. -No lo dudo- Luego intenté calmarme, el estómago me dolía debido a tanta risa.
Lavé mis manos y me acomodé un poco el cabello -bueno, como si tuviera algo de arreglo- y volví junto a mi amiga.
Asentí contenta debido a su propuesta. -¡Claro que si!- respondí con una sonrisa. -Podremos hacer como hacen las adolescentes en las películas, comer, hacernos faciales, pintar nuestras uñas, ver películas, comer -reaccioné- ¿Sabés? Últimamente estoy cocinando bastante bien, si me dejas, iré a comprar unas cosas y te prepararé una rica cena, que podremos acompañarla con helado- dije sonriendo- ¿Qué quieres comer?- estás cosas solo las hacía con ella. Sabía que, a pesar de todo, ella era mi mejor amiga y las cosas nunca cambiarían entre nosotras. Estaba empeñada en que esta noche sería una de las mejores.
Tomé mi abrigo y algo de dinero. Cuando estaba por salir la miré y le confirmé. -Helado de... chocolate granizado y panacota, cierto?- dije refiriendome a sus gustos favoritos.

Nunca me había enterado que cocinaba -¿Desde cuando? ¡Que avance!- le comenté entre risas, pues siempre la gastaba con el echo de que yo cocinaba y ella no(?). Me fascinaba las cosas que había nombrado, y sobre todo el final, que era como la palabra mágica en mi para activar mi felicidad; "Helado". ¿Cómo una palabra me hacía tan feliz? Que gorda golosa, pensé de mi misma. Y pensé en otras palabras que me hacían feliz; Luca, Sophie, bebés, manada...

-Pues, no sé... sabes que no soy muy complicada pero ahora como ¡por cuatro!- Eramos los bebés y yo por dos, por naturaleza licántropa. Reí y dije -Algo como pizza estaría bien...- la vi apurada de la emoción tal vez, dispuesta a ir a comprar helado -¿Vas a ir sola?- pregunté extrañada y me paré para ir con ella sin necesidad de que me invitara o que responda a lo anterior. Entonces, imitando su accion de tomar mi abrigo -el primero que encontré de los que estaba en el perchero de la entrada- la tomé por el brazo -Chocolate granizado y panacota será entonces- y le dediqué una sonrisa de aprobación al tiempo que asentía con la cabeza y cerraba la puerta para que marcharamos.

Off: Hagamos de cuenta que fuimos a comprar y ya volvemos y estamos en casa, no?

Entre risas la miré con odio. -En California me han enseñado cosas que no te imaginas amiga- contesté.
Podía observar como su cara se iba iluminando poco a poco mientras nombraba las cosas que podríamos hacer durante la noche y la comida. -Sé que te ha gustado mi idea, eres igual a mí.- afirmé- Golosa y glotona- sonreí con orgullo.
Con Temi siempre comíamos lo primero que se nos ocurría, pero esta vez tenía razón, al comer en cuatro partes debía tener paladar exquisito. Pensé en que podríamos comer mientras reía y luego me tranquilizó su idea. -Me gusta- sonreí- Pero tendremos que pedir cinco- reí algo fuerte.
-Sí, ¿quieres venir?- contesté a su pregunta, aunque era en vano, ya tenía su abrigo en mano y estabamos listas para salir.- Muy bien, vamonos compañera- crucé nuestros brazos mientras salíamos por la puerta.

Ya cuando volvíamos veníamos bastante cargadas de comida, Temi sostenía los potes de helado y un par de chocolates -no pudimos resistirnos en cuanto pasamos por un quiosco cercano- y yo sostenía tres cajas de pizza y una película. -Espero que sea buena- dije, refiriendome a la última. Era una romántica, "Dear John" para ser más específica.
Entramos a la casa y dejamos las cosas sobre la mesa de la cocina. Cuando me estaba sacando mi campera suspiré y pregunté a mi amiga:
-Entonces... ¿comemos y después acomodamos? ¿acomodamos y después comemos? ¿o ambas?*- dije como conclusión, me gustaba la última idea.

*acomodar, poner los colchones, las sábanas y eso :E

Cuando volvimos dejé lo que tenía en mis manos sobre la mesa de la cocina, me quité el abrigo y me tiré en el sillón exhausta -Me canso facilmente ahora ¿sabes?- le comente a mi amiga, pues a partir de ahora comenzaría a sufrir de mis síntomas así como Luca. Cuando mi respiración se regularizó ya ya estuve más calmada y apta para pararme lo hice y afirmé: -Acomodemos primero, así luego descansamos comiendo y nos acostamos para ver la película para no correr el riesgo de quedarnos dormidas en 'cualquier lugar'- le sonreí y suspiré nuevamente, dejando todo el cansancio en el aire y dispuesta a ordenar. -Aunque el olorsito me está volviendo loca y estoy famélica- finalice entre risas mientras exageraba mi respiración para oler el aroma que provenía de las cajas de pizzas en la cocina.

Mientras mi amiga yacía en el sillón y me hablaba, decidí poner el helado en el freezer y las cajas de pizza sobre el horno en caso de que tardemos ordenando y haya que recalentarlas. Mi amiga tenía razón, el olor era bastante cautivador.
-Tengo hambre- le afirmé a Temi, negando lo que ella había preferido hacer. La miré esperándo respuesta y luego de reir bajito coloqué un mantel y cubiertos sobre la mesa en la que antes habíamos estado tomando café.
Moví las cajas de lugar y esta vez las coloqué sobre la mesa para que se nos hiciera más fácil servirnos.
Lo que estaba haciendo me pareció muy familiar y no me pude contener ante el detalle. -A comeeer- dije con voz de madre y me senté a esperar a mi amiga con una sonrisa orgullosa y luego entré a reir.
Estaba deliciosa.
Cuando me di cuenta ya iba por el quinto pedazo y debía dejar que mi amiga comiera más, hay que recordar que ella tiene dos prioridades a las cuales alimentar.
-Querida Artemisa, espero que hoy no te quedes dormida mientras vemos la película y hacemos nuestra rutina diaria de comentar cosas absurdas- dije con una sonrisa y una mirada desafiante.

Adoraba su hiperactividad, que le venía justo en los días que a mi no, como si nos pusieramos de acuerdo para complementarnos. No hizo falta más que su simple queja de que sentía hambre para responderle ayudándola, luego haríamos lo otro y estaba con dolor de panza, como si me sintiera vacía por no comer (aunque lo hacía constantemente).

Antes de llegar a la mesa sonó el teléfono y corrí a contestarlo, mi identificadora anunció en voz alta (era gracioso, la voz me recordaba a un actor antiguo, guapo, que me encantaba) el número de Luca y me tomó un segundo atender. Me preguntó como estaba y si me habían vuelto los antojos, si quería que venga y le aclaré que estaba con Soph esta noche, pero que esperaba verlo mañana despues del trabajo aunque sea para darle un par de besos. Luego me contó una anécdota que le había sucedido ese día en la cocina y sin más, le pedí disculpas pero que no podía perder demasiado tiempo, ya luego me contaría. Le corté con un saludo entusiasmado de que lo extrañaba y lo amaba y que el bebé le mandaba un saludo. Al cortar susurré a Sophie (como si fuera a escucharlo desde su casa) -Luca no sabe que son dos, no se lo he dicho-.

Una vez en la mesa, me devoré cuantas porciones me entraran, y hasta que ella no hablé no dije una palabra. Primero le contesté -tenía hambre yo también- y me ruboricé, era totalmente innecesario aclarar algo tan visible. Reí tapandome la boca y cuando tragué, luego de un suspiro prometí -Haré lo que pueda querida Sophie, tengo un juego para proponerte luego... Pero si me disculpas me abocaré a la cena- finalicé entre risas, aunque ya parecía muerta de hambre...

Al terminar me recosté contra la silla y estiré mi panza lo más que pude, ¡parecía embarazada!, y, señalandome entusiasmada le dije a Soph -Ohhhh, así estaré en uno o dos meses- reí orgullosa o... susceptible y nuevamente hubo unas pequeñas lágrimas -Me verás llorar muchas veces más en la noche y... me imagino que la película me terminará por agotar todas las lágrimas; Si es esas de amor que transmiten...-

Mientras mi amiga hablaba con mi cuñado (bueno, de palabra... se entiende) lavaba muy entretenida el plato que había usado hacía unos momentos.
Cuando llegó le sonreí. -Romeo, ¿ah?- dije guiñando el ojo, pero luego dijo algo que me dejó bastante sorprendida.
-¿Cómo? Pero... ¿por qué? ¿Tienes miedo?- dije sin entender. No tenía sentido aquello que había escuchado. -Pero... Temi, Luca no te dirá nada, él te ama y los amará sean como sean, y cuantos sean.- no quise decir más, no quería amargarla y hacer que piense cosas malas justo hoy.
Negué con la cabeza sacando toda opinión de mi mente. Sonreí y luego observé la panza de mi amiga. -¡Le daremos muchos cariño a esta panza!- y comencé a hacer ruidos absurdos, típicos que se le hacen a bebés. Luego reí y la abracé.- No te preocupes, tú sabes que cuando quieras llorar, lloraré contigo- reí mientras secaba sus lágrimas y las mias.
-Vamos, termínate ese plato- la alenté.- Tenemos cosas que hacer- me puse en pose de niña exploradora.

Tenía razón Sophie, pero yo también. Lo que ella no sabía era mi punto de vista; Ya demasiado me aguantaba Luca, y le estaba imponiendo que debería cuidar un hijo pronto, pasando tan repentinamente de ser un adolescente a un hombre, y con un hijo. ¿Ahora le diría que eran dos? ¿Y si huía?. Quizá era de miedo, y a veces ése sentimiento no te deja medir el amor ni ningun otro, por lo que saldría yo perjudicada, aunque, a fin de cuentas, se lo terminaría diciendo. No tuve tiempo de discutirle ni ponerme demasiado triste, las extrañas cosas que mi amiga le hacía a mi vientre me causaron mucha gracia y le seguí la corriente. Luego, un abrazo de aquellos reconfortantes que solo ella me podía dar y... terminé mi comida para poder hacer lo que debíamos.

Enjuagué un poco mis cosas y tambien mi cara para quitar los restos de maquillaje corrido (apenas tenía máscara para pestañas, pero se había desalineado un poco). Entonces sí, la miré a Soph, con expresión dispuesta a lo que sea y observé la hora, eran las siete. Nada mal, habíamos ocupado bastante el tiempo -Estando contigo el tiempo se pasa rápido- comenté y aplaudí y me moví de mi pose "voy a trabajar pero aún descanso" para comenzar con el arreglo de la super cama que nos aguantaría aquella noche.

Su frase me dio ternura. Le sonreí -Es que, tu sabes, soy super divertida- dije levantando una ceja* y luego reí ante sus movimientos. -Contigo también- afirmé.
No había dicho nada acerca de lo de Luca, y preferí no mencionar nada más. Ese tema lo hablaríamos mejor otro día. Hoy debíamos divertirnos.
Corrí hasta donde sabía que mi amiga guardaba las cosas de cama y el colchón para que podamos dormir en su comedor. -Anda, tú lleva las sábanas que yo me encargo del colchón- dije y lo tomé antes de que ella negara aquello. Debía cuidarse y no hacer demasiada fuerza. Por más que ella no necesito hacer mucho esfuerzo, era algo que las embarazadas debían evitar. Me asigné que en los momentos en que mi cuñado no se encuentre, debía ayudarla en lo posible.
-Muy bien compañera, comencemos. Es un colchón grande y entre dos podremos armarlo- dije y pusimos manos a la obra. Al cabo de quince minutos nuestra enorme cama ya estaba hecha, y no pude evitar tirarme como una niña pequeña y empezar a revolcarme sobre este.
-¿Película?- pregunté sabiendo que la respuesta era obvia. Corrí hasta a cocina a buscar los helados, cucharas y unas cuantas servilletas. Cuando regresé le avisé a Temi:
-Unas para comer, otras para llorar- y reí.




*tss