Loba de corazón - 2deOct | 18:00hs - Reservado

Chiara Landi. Era un nombre que había oído más de mil veces y que su viva imágen vivía en mi mente. Una chica alegre y carismática. Conflictiva también y bastante atrevida para lo que mis ojos debían soportar de lo que veía a través de Shane.

Hoy era mi turno de jugar el papel materno de ella. Por supuesto que no intentaba hacerlo pero estaba entusiasmada por que me plasmara cada duda que tuviera sobre licántropos y que tal vez no se animaba a preguntarle a él. Despues de todo eramos casi como hermanos y hasta podría darle consejos secretos sobre él -Secretos hasta que los descubra rondando por mi mente-.

Me acerqué a la puerta para ver si venía, no sabía por qué pero explotaba de ansias por ésta visita. Había algo en ella que me inquietaba, o me gustaba, o me disgustaba... pero algo que movilizaba mi ser. Me sostuve el vientre entre manos y sonreí, obviamente no tenía nada que se notara aún pero costaba mucho caer en la realidad, estaba aún idiotizada por la noticia de hacía 3 días ya.

Vamos... toca el timbre - la apuré mentalmente y reí por eso.


Estaba a dos casas de la que debia ir.
La casa de Artemisa Becka, ella me habia sostenido en pie cunado lloraba por Shane, cuando sin querer un vampiro me trato de cenar y el lo evito. Que estupida que fui, me salvo y yo lo desprecie en su momento.

- Llege a la puerta...llege a la puerta - pensaba mientras me aclaraba la garganta - bueno, deberia tocar el timbre - decia despacio dandole vueltas a la accion.

Nose porque tenia miedo, no es como que me iba a juzgar ni nada, o al menos eso esperaba.

Ella habia pedido esta reunion, y me daba un nose que. Sabia que era la novia de Luca Damonte, mi vecino.
El era buen gente, fue la primer persona que conoci.
Todavia no me olvidaba que me faltaba pagarle un trago.

Tome coraje y llame a la puerta.

- Hola soi Chiiara - pensaba en que decirle - ¿Temi, soi chiara te acuerdas de mi ? , no, ehh.... -


Lo tocó en pocos segundos y aunque ya estuviera preparada la emoción rara aquella seguía en mi cuerpo, y como si se tratara de Luca en nuestros primeros días de novios, me avalancé tan rapido como pude hasta el espejo del living para ver mi apariencia.
Me pareció estar demasiado "formal" para la ocación, pero ya era tarde para cambiarme.

En una corrida también estuve frente a la puerta y abrí con una sonrisa de bienvenida, que se agrandó aún más cuando la vi a ella entera, tan frágil, hermosa y especial como era...
¿Que me sucedía con aquella chica? Si Shane leyera mis pensamientos pensaría que me estoy volviendo lesbiana... Que horror, afirmé y me prometí dejar de idealizarla tanto.

- ¡Chiara! - exclamé y la invité con la mano a pasar - Adelante, no seas tímida. Te he estado esperando - Ya. Ahora no comiences con "Es un honor que estés aquí", "Siéntete como en tu casa", etc.

Dejé que observara todo lo que quisiera. Aunque solo se divisaba el living-comedor, la ventana hacia el patio y las escaleras. Mi casa no era nada linda pero nada fea. Más que nada era antigua... No sabía del todo como eran las casas de éstos años, pero debían estar llenas de cosas tecnológicas y aunque yo las amara tenía la casa que tenía.

La miré y dije - ¿Quieres sentarte o prefieres ir a lacocina? - esperé expectante y sin dejarla contestar aún, le aclaré - Allí apenas hay una pequeña mesa con dos sillas pero... está la comida... y como sabes soy lo bastante hambrienta como para pasar el día entero allí - reí y me callé. No la estaba dejando hablar demasiado... Que vieja impertinente me estoy volviendo, bufé con odio a mi misma.


Su casa era acogedora, simple y moderna. Lo justo en las dos medidas.
Rei ante su comentario sobre la comida.

- Si fuese solo por ese aspecto seria una loba seguro - rei y me quede callada un rato - No es que me desagrade, pero, ¿Porque me has invitado? -

Nose porque mi inseguridad tenia presa a mi felicidad. ¿Siempre tenia que haber una doble intencion?, no. Pero por supuesto parece que mi cabezita no lo entendia. Shane era el unico que calmaba mis problemas.


¿Por la apariencia? Luego averiguaría a que se refería cuando dijo eso, de todas forma reí y la invité a sentarse y una vez que lo hice yo, la contemplé antentísima a lo que tuviera para decir.

Pero... me había dejado helada lo que dijo. Yo seguramente había dicho algo de más, es que hablaba tanto que no me daba cuenta. Debía cambiar aquello, ahora comprobaba, de alguna forma, que a los "adultos" no les molestaba o eran mas civilizados a la hora de ocultar su pensamiento, pero para los adolescentes debía ser una niña cargosa jugando a ser grande o algo por el estilo. Si tan solo supieran... suspiré y comenté en mi mente. Yo a ella puedo decírselo, me animé aunque de todas formas estaba alterada por esas simples palabras, que por alguna razón me llegaban muchísimo, y más que nada porque provenían de esa chica tan singular que me hacía sentir distinta.
Luego de la tristeza repentina y de sentir como se me caía mi encanto adolescente, me precipité a pedir disculpas - No... Disculpa, pero te he invitado porque sí... ¿Qué es lo que en verdad sucede? ¿Fue algo que dije? ¿Estoy siendo demasiado exagerada? ¿Te sientes incómoda? ¿Quieres marcharte?- la llené de preguntas, reflejando en mi rostro mi desesperación por saber lo que pasaba por su mente.

Me calmé y revise sus palabras "No es que me desagrade" me repetí varias veces para procesar la información y aún así buscaban en sus ojos leer el porqué de su incomodidad. Enseguida estuve de pié nuevamente y masajeé mi vientre algunas veces, no quería ponerme inquieta pues se lo transmitiría a mi pequeño/a chuchito/a y no era lo que deseaba. Nada de nada le podía pasar a mi prioridad en éste momento.

Me estremecí ante su forma de decir la palabra "loba". No es que fuera ofensivo, pero por un instante vi todo desde su perspectiva; la otra perspectiva. Ella era solo una "niña" y de repente vivir todas estas cosas debían serle muy difícil así como a Luca, solo que él lo asimilaba de otra forma por ser hombre, aunque había estado asustado tambien aquella noche en que se enteró. Mi expresión de desesperación anterior se transformó en comprensiva y obedecí a sus palabras de calmarme.

Aún tenía más por decir, pero ésta vez fueron palabras que en cierto modo calmaron mi crisis interior. Debía de entenderla, ahora las generaciones estaban llenas de chicos que se encerraban en su propio mundo y eran (segun ellos se clasificaban) "antisociales". Hice una sonrisa de lado y, por más de que le quisiera hacer olvidar todo el asunto de lobos, era por una parte un tema que nos unía. Seguro tenía dudas. Más que seguro. Me paré y me dirigí hasta la heladera para ofrecerle lo que quisiera, lo hice y luego comenté -Bueno, no voy a obligarte a nada, pero me ofrezco a que quites todas tus dudas en mí. Aunque sea una tienes que tener, y sabes a que tipo de 'dudas' me refiero- alcé las cejas y tomé un jugo de naranja para mí -. Aunque claro, estoy abierta a responder sobre cualquier tema- y cual abuela (según tenía entendido ella vivía con la suya por lo que seguro me odiaría por 'imitarla' como lo iba a hacer) finalicé -En mi época eramos todos una gran comunidad que vivíamos, precisamente, de las relaciones sociales... Ya luego te narraré alguna historia que quizá te anime a expresarte como se debe. Pero por ahora seré todo oídos- le guiñé un ojo con complicidad y me callé de una buena vez; Sentí que leía sus pensamientos que decían "¡Ya calla!" y me sonrojé incómoda conmigo misma por intentar no sonar aburrida para una chica que tenía la verdadera edad de mi apariencia.