Feliz Chocolatoso Cumpleaños / 22sep 00:00am/ RESERVADO

por **Chiara Landi** Miér Mayo 12, 2010 6:19 pm

Chiara Landi

Su deliciosa manera de hacerme sentir vibraciones peligrosas era algo que solo se podria sentir en el paraiso.
Pero parecia ser eterna y no pasar nunca a disfrutar del fuego, cuando el mismo lo habia provocado.
Asi que me determine a pisar el acelerador.
Me quite lentamente mi blusa mientras el lamia y relamia mis piernas.
No pude evitar pasar mis manos por su rubia melena y cerrarlas en un puño leve.
Levante su presioso rostro hasta que se encontro con el mio.

- Feliz chocolatoso cumpleaños - Le susurre al oido.

Tome una cuchara que estaba cerca y lo utilize para untar chocolate en su boca, su cuello, su nuez, su torso.
Pase de estar arriba de la mesada, a estar acomodada con mis piernas en su cintura.
Por alguna extraña razon encajaban perfectamente.
Su exprecion mostraba deseo. Puedo asegurar que el veia la misma sensacion en la mia, ya que saborear un delicioso y tibio chocolate en un cuerpo que aclamaba calor y pasion era para disfrutarce.

Me baje de su perfecto agarre y mis pies tocaron el suelo.
Tome sus manos y lo lleve hasta su cama.
Limpie con mi labios cada mancha de cacao que quedara en su ser.

- Esperame - le dije

Baje a la velocidad de la luz, tome mi cartera y al verlo me decidi.
Tome ese chocolate y me lo lleve conmigo.

- Listo o no alli voy lobito - dije melodicamente

Shane Rumsfeld

Pecado: tentación, lujuria, gula, avaricia, todos y cada unos de los que se me venía a la cabeza, eran los que en ese momento estaba comenzando a sentir, era tanto el amor y deseo que sentía por Chiara, que estaba dispuesto a cometer esos y muchos más, con tal de tenerla siempre a mi lado, aislada de cualquiera que quisiera acercarse a solo 100 metros de ellas, ahora sería solo mía.

- Dios -susurré cuando comenzó a hacer desaparecer cada gramo de chocolate que había esparcido en mi cuerpo. Esto se estaba convirtiendo en una situación tan condenadamente excitante, que no estaba seguro de poder soportar más este jueguito.

Gracias al cielo, se detuvo. El sentirla alrededor de mi cintura tampoco ayudaba mucho a controlar “ciertas” cosas que en más de una ocasión, pretendían mandarse solas, pero este días, más que ningún otro debía tener mi cabeza siempre presente y hacer que para Chiara fuera algo inolvidable.

Me dejé guiar hasta mi habitación, como un niño que lo llevan a la cama para dormir. No quería nada más y a ella la seguiría hasta el fin del mundo si fuera necesario, con solo tenerla a ella frente a mí, lo demás no era necesario. Cuando llegamos, lo único que quería era tomarla entre mis brazos y llevarla hasta mi cama, pero se separó de mí y sentí como si una parte de mí, me hubiera dejado.

Asentí con calma cuando pidió esperarla, por Dios como si hiciera falta que me pidiera que lo hiciera, la esperaría toda la eternidad para estar con ella, unos segundos de seguro no me harían tanto daño. No sabía qué hacer si esperarla sentado en la cama, solo de pie, junto a la ventana, no por Dios cualquier cosa menos eso.

- Listo o no allí voy lobito –escuché que decía mientas se acercaba. No pude evitar reírme ante esto y a la vez sentir pavor, un temor horrible de pensar en qué pasaría si le hacía daño. Cuando la vi asomarse en la puerta, mis manos estaban en los bolsillos de mi pantalón, mi corazón acelerado al máximo, debatiéndose entre el deseo, el temor y el amor.

Alcé la mirada tratando de encontrar en sus ojos, la respuesta a lo que debía hacer. Pues definitivamente no sabía si estaba listo.

Chiara Landi

Mis ojos grandes no paraban de observarlo, el solito de pie, como una niño asustado.
Senti un golpe leve y calido en el pecho, me senti mayor que el.
Como que tenia que cuidarlo, porque el era mio y unico, nunca habria otro igual.

Ya habiamos hablado del tema, tanto el como yo no nos aguantabamos las ganas de ser uno. Esa fusion magica que sabriamos que seria.
Pero el era un caballero muy bien educado.
Nota mental, felicitar a su padre.
El no me tocaria un pelo si yo no le decia explisitamente que lo hiciera.

Me acerque a el y tome su mano con una de las mias, con la otra hice que nuestras miradas se encuentren.
Bese su pecho desnudo, y coloque si mano en mi cintura.
Y con mis dos manos "libres", desabroche su camisa que yo llevaba puesta.

Su instinto lo llevo a quitarme el brussier y yo no tube objecion alguna contra ello.
Al contrario me dio mas seguridad a la hora de quitarle el patalon.

Luego simplemente lo mire esperando que muestre alguna señal de vida.

Shane Rumsfeld

Lo había encontrado, por Dios, gracias al cielo que había encontrado ese algo en la mirada de Chiara que me había dicho, que todo estaba bien, que había que seguir adelante con esto, que ella estaba tan decidida como yo en este preciso momento. Y como negarse ante tanta perfección frente a uno, no habían palabras para describirla o es que simplemente estaba hecha para mí.

Cuando llevó mis manos a desabrochar la camisa que llevaba puesta, supe que no había vuelta atrás y que de algún modo, ahora sabía perfectamente que hacer, no como la ve anterior en que quizás lo más seguro es que solo había sido un arrebato de pasión, esto era diferente este era no más que el más puro y de la mejor calidad de amor.

La vez anterior parecía ser solo un borrón en mi recuerdo, pues el verla ahora sin nada que impidiera el contacto de nuestros cuerpos era una de las visiones que en definitiva me hacían llegar al cielo. Cuando mi pantalón cayó al suelo gracias a sus gráciles movimientos, no pude evitar tenerla ya tan lejos, debía tocarla, sentirla, saborearla, tenerla. Con un movimientos un tanto brusco para mi propio gustó la tomé de los hombros y la acerqué a mí para besarla. Su pecho en contacto con el mío me hicieron estremecerme, pero no lo suficiente como lo provocado al tener mis labios sobes lo de ella.

El chocolate en este momento, se había convertido en algo agrio y de mal gusto, definitivamente los fabricantes jamás habían disfrutado de estas sensaciones. Volteé nuestros cuerpos y con movimientos estúpidos me deshice de mis pantalones e hice retroceder a Chiara hasta que sus piernas tocaran mi cama. Me separé de nuestra unión y bajé lenta mente mis manos, toqué su cuello, sus suaves hombros, el borde de sus pechos haciéndome sonreír al ver que cerraba los ojos y se estremecía con aquel tacto, su estrecha cintura, hasta el borde donde comenzaba su falda.

Esperé que abriera los ojos justo en el momento en que mis dedos jugaban con el cierre.

- ¿Estás segura de esto? -Le dije comenzando a bajar lenta y tortuosamente el cierre de su falta.